Según biólogos de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Edimburgo (Escocia), su investigación con ratones sugiere que el uso racional de las medicinas disminuiría la resistencia parasitaria y protegería la salud del paciente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año se registran entre 300 y 500 millones de casos de malaria y que alrededor de un millón de personas muere anualmente a consecuencia del mal.
El parásito que causa la enfermedad en los seres humanos es el Plasmodium falciparum, que se reproduce con mayor facilidad en países tropicales y subdesarrollados.
Pero en la mayoría de los casos de infección intervienen cepas diferentes del mismo parásito y ante el embate de los fármacos sobreviven los que son más fuertes.
Las mutaciones en esos parásitos crean cepas resistentes y, según los científicos, las medicinas usadas actualmente aceleran la propagación de esas cepas, según los científicos.
Descubrieron que una vez que los fármacos eliminaban los microbios más susceptibles, el número de aquellos que eran resistentes se duplicaban.
Los más resistentes se reproducían de manera normal tras un día de tratamiento. Sin embargo, al cabo de 48 horas, la multiplicación crecía de manera considerable. Esta sería la causa principal por la cual muchos de los medicamentos contra la malaria tienen una eficacia muy corta.
Fuente: http://www.jornadanet.com/Salud/n.php?a=200711270511251
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Buena contribución.
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