La vida sintética empieza en una pequeña ciudad alemana en 1828, cuando el químico, Friedrich Wöhler, sintetiza en el laboratorio urea a partir de compuestos inorgánicos sencillos. Las moléculas orgánicas, como la urea, eran consideradas exclusivas de la materia viva. Con este sencillo experimento, Wöhler invalida la “Teoría del Principio Vital´, según la cual en los seres vivos existía una fuerza vital que los hacía especiales e inaccesibles a la Física y a la Química. Por primera vez se puede explicar la vida sin recurrir a la Metafísica. Posteriormente, Pasteur demuestra la imposibilidad de la generación espontánea de los organismos vivos. Darwin publica la ´Teoría de la Evolución por Selección Natural´ y Mendel descubre las leyes de la Genética. A mediados del siglo pasado, Watson y Crick describen la estructura del ADN y sugieren un posible mecanismo de replicación.
Hace aproximadamente un mes, en Estados Unidos, Craig Venter (biólogo famoso y polémico por su participación en la secuenciación del genoma humano), Hamilton Smith que gano un Premio Nobel y descubridor de las enzimas de restricción que cortan el ADN, el microbiólogo Clyde A. Hutchison III y su equipo han conseguido un cromosoma bacteriano artificial completo, con 381 genes repartidos en 580.000 pares de bases, combinando técnicas de síntesis química de ADN con programas informáticos para el diseño genómico. Comparado con nuestro genoma, con unos 30.000 genes, es muy pequeño. De hecho, según sus autores, contiene sólo los genes imprescindibles para conducir las reacciones químicas vitales y la reproducción de una bacteria muy sencilla que infecta nuestro tracto urogenital -Mycoplasma genitalium- la más pequeña de todas y la única sin pared bacteriana. Se crearía así la primera bacteria de la historia con una información genética completamente artificial, Mycoplasma laboratorium, aunque con el equipamiento molecular y metabólico de una bacteria natural. Estos investigadores quieren usar el organismo sintético para manufacturar hidrógeno, biocombustibles o para eliminar dióxido de carbono; también esperan que la genómica sintética nos ayude a construir el material genético necesario para el desarrollo de nuevas vacunas o medicamentos, imposibles de fabricar con las técnicas actuales. De manera indirecta acaban de dar el primer paso para el experimento definitivo de la Biología del siglo XXI: crear vida en el laboratorio a partir de sus componentes más sencillos.
jueves, octubre 23
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1 comentario:
Maribel, interesante aportación, pero es difícil saber cuánto del material lo tomas directamente de la fuente, que al final no citas.
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