Es muy importante destacar, que uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX, fue el descubrimiento de los ácidos nucleicos, moléculas que mantienen la información genética de cada ser vivo. Hoy sabemos que, además de todas las características antes mencionadas, un ser vivo posee información genética; éste es, quizá, un dato clave para definir lo que es la vida. Todos los seres vivos poseen ácido nucleico, y esta molécula es la que determina qué características tiene cada ser vivo.
Los ácidos nucleicos son de dos tipos, el ácido ribonucleico (ARN) y el ácido desoxirribonucleico (ADN), ambos poseen un código que es leído e interpretado por el organismo para que se lleven a cabo todas sus actividades. El ADN es la materia de la que se constituyen los genes y la manera de expresar la información que posee se lleva a cabo mediante la transcripción de segmentos del código a moléculas de ARN, cuya información es traducida por la maquinaria celular para producir las proteínas estructurales y funcionales de la célula. Los genes mantienen el equilibrio entre la creación de nuevos constituyentes y la sustitución de los más antiguos, el crecimiento, la reproducción e incluso la muerte del organismo.
Los microorganismos relacionados con los seres vivos de cada dominio pero que no se ubican en ninguno de ellos, y que aún no están definidos como seres vivos, que tienen un gran valor ecológico y representan una de las más importantes preocupaciones de la medicina, son los virus.
Pero, ¿Qué son los virus y por qué no aparecen en ninguno de los reinos o dominios reconocidos, a pesar de que comparten características con los organismos que se aceptan como vivos? Los virus, de acuerdo con una de las definiciones más aceptadas, son genes empaquetados en complejos proteicos, capaces de infectar células y que sólo dentro de ellas pueden reproducirse. Es decir, un virus no constituye una célula y, por sí misma, una partícula viral (virión) no puede reproducirse, forzosamente necesita de una célula. Anteriormente mencionamos que un ser vivo posee ácido nucleico; sin embargo, no todos los organismos autorreproducibles (o autorreplicantes) y que poseen ácido nucleico son aceptados como seres vivos. Los virus son algunos de ellos.1 El primer encuentro entre humanos y virus se pierde en el tiempo, pero está registrada en la historia la presencia de enfermedades que hoy se sabe que son o fueron producidas por virus, como la viruela, la fiebre amarilla, la rabia o la gripe.
Los virus están constituidos por el mismo tipo de material que las células, ya que es de ellas de donde se forman.Estructuralmente, los virus pueden poseer diversas formas: esféricas, polihédricas, filamentosas o irregulares, algunas de ellas pueden ser muy llamativas observadas en el microscopio electrónico. Su material genético está constituido por ADN o ARN, hasta el momento no se ha visto un virus que posea los dos tipos de ácido nucleico, aunque algunos de ellos pueden en algún momento de su ciclo (dentro de la célula) poseer transitoriamente un genoma de uno u otro tipo. El material genético está cubierto por proteínas, cuyo conjunto forma la cápside viral. Algunos tipos de virus poseen también una envoltura, constituida por lípidos y proteínas, que tiene su origen en la membrana de la célula infectada (hospedera).
En comparación con las células, la estructura de los virus es muy simple, y cuando están en forma de virión, es decir, la partícula completa, no parece un ser vivo, más bien equivaldría a un complejo de proteína y ácido nucleico derivado de la célula, pero sin vida propia. Sin embargo, en el momento en que el virus entra en contacto con una célula susceptible parece cobrar vida e inmediatamente se comporta como un parásito típico que entra en la célula para vivir a sus expensas, tomando el control de las actividades más importantes de la misma: la síntesis de proteínas y la producción de ácidos nucleicos para realizar réplicas de sí mismo. Algunos investigadores que se niegan a aceptar que los virus están vivos proponen una categoría intermedia condicionada a su presencia en la célula hospedera: no vivos cuando están fuera de la célula, y vivos cuando están en ella.
El surgimiento y resurgimiento de los virus se deben en parte a su relativo bajo nivel de complejidad, por lo que pequeños cambios en su información genética ocasionan grandes cambios en su estructura y funcionamiento general, lo cual permite evadir la respuesta inmunológica de los organismos, variar sus comportamientos dentro de las células hospederas y perder su sensibilidad a tratamientos comunes para esas enfer- medades. Un caso típico son los virus de la inmunodeficiencia humana (causantes de SIDA) cuyos tratamientos son generalmente limitados porque los virus que infectan al paciente son sustancialmente diferentes de los que evolucionan en su organismo en un determinado intervalo de tiempo.
En conclusión puedo decir que actualmente se considera a los virus no sólo como causantes de enfermedades sino también como agentes muy importantes que colaboran en el mantenimiento del equilibrio ecológico, sirven como mediadores en el intercambio genético entre individuos de una misma o de diferentes especies, cooperando en la variabilidad de los organismos que son susceptibles de ser infectados; además de ser una herramienta muy útil en el estudio de la evolución de los organismos en el nivel molecular.
1 comentario:
Denisse, excelente aportación, aunque no debe ser tan extensa. Cal. = 10
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