Mientras los científicos aún debaten la intervención de la ingeniería genética para prevenir enfermedades graves, los deportistas saltarán, literalmente, por encima de la cuestión ética. Van tras las modificaciones genéticas y, aunque todavía no hay pruebas, algunos sospechan que ya las alcanzaron.
Los deportes de élite alimentan un negocio millonario, lo que estimula la inversión de fortunas para conseguir una nueva generación de deportistas con mejor desempeño. La WADA, la Agencia Mundial contra el Doping, intenta regularlo y sus funcionarios están muy nerviosos con esta nueva forma de fraude. Este fin de semana, será uno de los temas centrales de la III Conferencia Mundial sobre Doping en el Deporte, que celebra la WADA en Madrid, España. No se descarta que los primeros casos positivos se detecten –si se logra– durante los próximos Juegos Olímpicos del 2008 en Beijing, China.
Diferencias. Las drogas que se ingieren o reciben para mejorar la performance, y que se pueden detectar en la orina, arruinaron la reputación de célebres deportistas (ver friso). La transferencia o modificación genética, en cambio, apunta a “corregir” desde adentro las instrucciones del propio organismo. Y prácticamente sin dejar huellas.
Hay tres genes que son candidatos a ser modificados: uno que aumenta la masa muscular, otro que aumenta el oxígeno disponible y proporciona ventaja en los deportes de esfuerzo y largas distancias, y, por último, una enzima que modifica la respuesta anabólica al entrenamiento intenso (ver recuadro). Algunas de estas estrategias ya se llevaron a cabo en monos y dieron resultados técnicamente favorables, si se pasa por alto el hecho de que hubo que utilizar genes virales e introducirlos en la otra especie, con el riesgo que trae aparejado.
Desde 2003, la transferencia genética fue agregada al código como una práctica inaceptable. En los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006 la cuestión fue puesta de nuevo sobre el tapete. Andy Miah, especialista en Bioética de la Universidad de Paisley, Escocia, alerta sobre la posibilidad de que los deportistas tomen la tecnología disponible para sacar ventaja: “En los deportes no existen las grandes discusiones éticas que imperan en el campo de la medicina. Acá hay una sola finalidad: superar las marcas y eso no está en discusión”.
Para el presidente de la WADA, Richard Pound, no caben dudas de que el deporte tendrá que hacerle frente al doping genético. “No sé si es un futuro lejano o no, pero parece que es inevitable”, sostiene.
Cuando una firma australiana lanzó al mercado en 2004 un test que analizaba la aptitud individual para cada deporte, se generó un gran revuelo. La WADA condenó su comercialización a través de la Declaración de Estocolmo, argumentando que la existencia de este test desalentaría a los deportistas a entrenarse si su genética no fuera la óptima. Sin embargo, un test similar podría servir como base para detectar los casos de doping genético.
Miah desconfía: “Es razonable pensar que la WADA no podrá hacer nada para cambiar el curso de los acontecimientos, sobre todo si no existen garantías de la prohibición explícita de estas prácticas. Aunque el doping tradicional tiene mala reputación, no es tan obvio que las mayorías estén en contra de estas tecnologías, por lo menos hasta que sus efectos adversos se manifiesten. Esta es la cuestión ética básica a resolver”, señala en la revista “The Biochemistry”.
Desafíos. La preocupación de muchos expertos es que, en el futuro, la competencia no sea entre atletas sino entre las empresas biotecnológicas y otras que se suman al negocio.
El argentino Tony Pena, coach internacional de tenis y miembro de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), opina que “el deporte de alto rendimiento es un negocio. Los deportistas harán cualquier cosa para ganar medallas y las empresas que los patrocinan los alentarán a echar mano de todo lo que esté a su alcance. Es igual que lo que sucedió con los suplementos vitamínicos, todos los usan y no tomarlos sería ponerse en desventaja”
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martes, noviembre 18
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2 comentarios:
No estoy de acuerdo con tu comentario, por que para empezar solo un anabolico, que es la hormona de crecimiento es la unica que podria llegar cambiar los genes en tu cuerpo, porque como su nombre lo indica es una hormona, y los otros cientos de anabòlicos son derivados sinteticos y compuestos quìmicos.
Y en cuanto al comentario "La preocupación de muchos expertos es que, en el futuro, la competencia no sea entre atletas sino entre las empresas biotecnológicas y otras que se suman al negocio". tampoco estoy de acuerdo, por que aunque los deportista utilicen algun tipo de anabòlico necesitan una preparaciòn fìsica intensiva para que èstos llegaran a causar el efecto requerido.
Pedro, no das las referencias y tu aportación parece una nota periodística extraída directamente de la fuente.
Calificación = 9
Ricardo, buen comentario.
Calificación = 10
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