En todas las células, los procesos biológicos mueven y reacomodan los átomos, iones y moléculas, siendo necesaria la energía para llevar acabo todo este trabajo. Así, al concepto de energía lo podemos definir como la capacidad de hacer trabajo; por lo tanto, los organismos y sus células necesitan un suministro permanente de energía para funcionar.
La energía celular se aplica en todo trabajo biológico: para contraer las células musculares, para activar las células nerviosas, etc., y es gracias a los alimentos que obtenemos esta energía necesaria para mantenernos vivos. Sin embargo, la célula no puede utilizar simultáneamente toda la energía que se encuentra disponible en las moléculas de los alimentos. Para esto, existe un increíble mecanismo que mantiene en equilibrio la oferta y demanda energética de la célula: la célula rompe las moléculas de los alimentos poco a poco y distribuye la energía hacia otras moléculas. Este almacenamiento de energía se lleva a cabo en moléculas de adenosina trifosfato, el famoso ATP. A partir de estas moléculas de ATP, la célula toma la energía que necesita para su trabajo. De hecho, el papel que juega es muy importante pues sin un suministro constante y abundante de ATP, la célula muere.
El proceso de cómo se forma y rompe la molécula de ATP para que la célula obtenga energía es un poco complejo, pero trataré de ser lo más breve y clara posible: Las células almacenan energía cuando se une un tercer grupo fosfato a la molécula de ADP (adenosinadifosfato), para formar ATP. Cuando se forma ésta, queda energía almacenada. Cuando el tercer grupo fosfato rompe una molécula de ATP, resultan 3 cosas: una molécula de ADP, un grupo fosfato y la liberación de energía. Finalmente, después de este rompimiento el ADP está otra vez disponible para almacenar energía al formar de nuevo ATP, continuando así con este ciclo vital.
La energía celular se aplica en todo trabajo biológico: para contraer las células musculares, para activar las células nerviosas, etc., y es gracias a los alimentos que obtenemos esta energía necesaria para mantenernos vivos. Sin embargo, la célula no puede utilizar simultáneamente toda la energía que se encuentra disponible en las moléculas de los alimentos. Para esto, existe un increíble mecanismo que mantiene en equilibrio la oferta y demanda energética de la célula: la célula rompe las moléculas de los alimentos poco a poco y distribuye la energía hacia otras moléculas. Este almacenamiento de energía se lleva a cabo en moléculas de adenosina trifosfato, el famoso ATP. A partir de estas moléculas de ATP, la célula toma la energía que necesita para su trabajo. De hecho, el papel que juega es muy importante pues sin un suministro constante y abundante de ATP, la célula muere.
El proceso de cómo se forma y rompe la molécula de ATP para que la célula obtenga energía es un poco complejo, pero trataré de ser lo más breve y clara posible: Las células almacenan energía cuando se une un tercer grupo fosfato a la molécula de ADP (adenosinadifosfato), para formar ATP. Cuando se forma ésta, queda energía almacenada. Cuando el tercer grupo fosfato rompe una molécula de ATP, resultan 3 cosas: una molécula de ADP, un grupo fosfato y la liberación de energía. Finalmente, después de este rompimiento el ADP está otra vez disponible para almacenar energía al formar de nuevo ATP, continuando así con este ciclo vital.
Fuente: Biggs, Alton; Kapicka, Chris et al. Biología, la dinámica de la vida. McGraw –Hill. 2000.
1 comentario:
Harumi, buena aportación, pero repetitiva en algunas secciones.
Cal. = 9
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