lunes, octubre 13

EXTINCIÓN

¡SÁLVESE EL QUE PUEDA!

Como puede apreciarse, el jaguar se está yendo de lo que queda de selva en México. Sus rugidos ya no interrumpen los murmullos del bosque y sus pasos silenciosos y huellas en el fango disminuyen. Los jaguares se pierden ante el avance de la presión humana. Los ejemplares que quedan son unos cuantos y un mal día, sin que nadie lo note, habrá desaparecido el último detrás de las cortinas de ramas y malezas; se irán por la sombra, como fantasmas1.

En la naturaleza la estricta relojería de la evolución, que marcó la entrada y salida de cada especie, se está acelerando. Unas fueron haciéndose a un lado para que progresaran otras, mejor adaptadas; pero ahora hay mano negra, la del hombre, ese animal cuya especie está modificando el tic tac del reloj y sin rubor se está deshaciendo de todas las demás especies. Lo más lamentable de la extinción es que cuando muere el último individuo de una especie, con su cadáver se sepultan las innumerables adaptaciones que se produjeron a lo largo de millones de años.

Por desgracia, las actividades humanas no son compatibles con la vida salvaje y son las que más amenazan a la fauna y la flora. Los entornos se fragmentan y con ellos caen y se degradan los ecosistemas. A la tala de árboles le sigue de inmediato un insidioso proceso de erosión y poco después ocurre una serie de modificaciones que reducen los bienes y los servicios ambientales, lo cual sumado propicia la extinción de los animales residentes en la zona.

De un año a otro se derriban 600 mil ha de selvas, bosques y otros tipos de vegetación nativa en México equivalentes a la desaparición de un campo de fútbol por minuto. La mayor parte de esta destrucción se justifica aduciendo fines económicos, como destinar tierras a cultivos o pastizales. Se puede afirmar que estos últimos son los enemigos declarados de los ecosistemas. También hay que agregar a la lista los incendios2.A este frenesí de barbarie se añaden las actividades ilegales, como la compraventa de animales silvestres y la cacería furtiva. La enorme demanda de aves exóticas con fines decorativos para residencias y hoteles ha disparado el comercio clandestino y las ha convertido en mercancías codiciadas, por lo que su futuro es incierto, con graves consecuencias para las poblaciones y los ecosistemas.

Si bien la civilización ha creado el problema, es también la más indicada para impedirlo. Su intervención será necesaria para evitar que tanto los mamíferos y las aves, como las tortugas, no pasen a convertirse en piezas disecadas dentro de una vitrina de un museo de historia natural. La conservación de las especies debe ser una actividad que ocupe y preocupe a todos y debe ser ahora, cuando aún hay tiempo.

1. Especies en la línea, Liliana Ruíz Villareal, México desconocido (2005)
2. Especies en peligro de extinción en México, disponible en:
http://www.guiascostarica.com/cr9.htm

3 comentarios:

129342 Valeria dijo...

Me parece muy buena forma de abordar el tema de la extinción. Necesitamos abrir los ojos y darnos cuenta que nosotros acabamos con nosotros mismos. Nos quejamos que cada vez hay mas ataques de tiburones en zonas cercanas a las playas, que ya no se escucha el cantar de los pájaros como antes o que los osos caminan por las calles de las grandes ciudades. Creemos que ellos están mal y están enloqueciendo por hacer cosas así, pero somos tan poco reflexivos que no notamos que estamos acabando con su mundo y que no encuentran la forma de huir para sobrevir. Los animales forman parte de la cadena alimenticia, si acabamos con ellos, nuestra vida también se verá afectada.
Necesitamos tener mayor capacidad para darnos cuenta de eso y empezar a tomar medidas que ayuden a los animales a sobrevivir.

Valeria Cadenas

Fatima García Flores dijo...

A mi también me parece una aportación muy interesante y acertada, ya que la extinción de las especies es provocada por los humanos pero esto es en su mayoría con fines de lucro ya que los cazadores furtívos encuentran mercado en las personas inconscientes de lo que sucede en el ecosistema y no se dan cuenta que ellos también salen afectados.
La caza furtíva o el tráfico de plantas puede terminar si las personas dejamos de demandar ese tipo de "productos" y entonces los cazadores o traficantes al no encontrar mercado pueden desistir de la oferta de plantas y animales.

Unknown dijo...

Miriam, excelente aportación, pero es difícil distinguir entre lo que proviene de las fuentes y lo que tu escribiste.
Calificación = 10

Valeria, bien.
Calificación = 10

Fátima, bien.
Calificación = 10