jueves, febrero 15

Calentamiento Total

Ahora mismo se pueden hacer muchas cosas que no sólo son baratas y eficaces, sino que se amortizarán gracias a unos beneficios totalmente ajenos a las acciones contra el calentamiento global. Un buen comienzo sería eliminar las subvenciones públicas a los combustibles fósiles, inmensas, ocultas en la mayoría de los casos y económicamente insanas.
Otro paso sensato consistiría en aumentar los impuestos sobre la gasolina (hasta un nivel comparable con lo que pagan casi todas las naciones industrializadas, compensándolo con una reducción de otros impuestos), a fin de cubrir los costes reales de carreteras, atascos y atención médica por los daños provocados por los accidentes y las enfermedades debidas a la niebla tóxica. Otras medidas económicamente beneficiosas podrían mejorar la eficiencia de los combustibles, la protección de los bosques?
Mirando más allá del CO2, se puede ahorrar realmentedinero y reducir el efecto invernadero reparando las filtraciones de metano de los gaseoductos, combatiendo las emisiones de humos insanos y otros cambios similares. Son pasos que pueden dar no sólo los gobiernos nacionales, sino también los locales y la mayoría de empresas y ciudadanos.
Lo más importante es que la regulación y las estrategias de precios estimulen el desarrollo de tecnologías y prácticas que puedan fomentar el bienestar humano con emisiones de gases de efecto invernadero bastante menores. Este proceso está ya en marcha en buena parte, pero las técnicas no surgen mágicamente por sí solas. Una tecnología puede quedar estancada o avanzar con notable rapidez hacia la resolución de los problemas en función de las demandas económicas.
Ya no queda tiempo
Decir que esas medidas son social o políticamente inaplicables es olvidar que, en muchísimos ámbitos, se han introducido con gran rapidez otros cambios muy superiores una vez que la gente se ha hecho a la idea. Los ciudadanos pueden reconsiderar sus prácticas personales y ejercer presión sobre las empresas y los gobiernos. No es una tarea para otros en algún momento del futuro: «ya no queda tiempo».
El calentamiento global, como muchas otras amenazas, exige mayor actividad por parte del gobierno, y esto inquieta a la gente, con toda razón. Pero en el siglo XXI, la alternativa a la acción del gobierno no es la libertad individual, sino el poder de las empresas. Y la función de las grandes empresas en este asunto ha sido perjudicial la mayoría de las veces: una historia de ofuscación egoísta y aplazamientos miopes.
Hay más probabilidades de que suframos un calentamiento global que lo contrario. Debemos esperar que el comportamiento del clima siga cambiando y que los mares continúen subiendo de nivel ateniéndose a una pautas cada vez peores que conoceremos a lo largo de nuestras vidas y que se prolongarán hasta las de nuestros nietos. La cuestión ha salido del ámbito de la comunidad científica: el cambio climático es un importante asunto social, económico y político. Casi todos los habitantes del mundo necesitarán acomodarse a él. Será muy difícil para los grupos y naciones pobres, pero nadie estará libre de realizar ese ajuste.
Los ciudadanos necesitarán información fidedigna, flexibilidad para cambiar sus vidas y una ayuda eficaz y apropiada desde todos los niveles oficiales. Por tanto, mejorar la comunicación del conocimiento y reforzar el control democrático del poder en todas partes es una tarea importante; en cierto modo, nuestra principal prioridad.
El espíritu de recogida de datos, debate racional, tolerancia con la discrepancia y negociación para lograr un consenso cambiante, espíritu que ha caracterizado a la comunidad de científicos del clima, podría muy bien servirnos de modelo.
(Artículo aparecido en el diario "Levante")

2 comentarios:

Daisy Herrera dijo...

El calentamiento global está aquí y la humanidad lo está impulsando.

La realidad del calentamiento global es un peligro claro y presente para la seguridad global y el bienestar de miles de millones de personas en todo el planeta. La extinción acelerada de especies por la subida del mar de naciones enteras situadas a baja altura, así como la inmensa disrupción política y económica de las vidas de casi todas las naciones, es la perspectiva.

La crisis del clima global es una amenaza tan grave como cualquier amenaza militar que jamás hayamos enfrentado, y debemos reaccionar de la misma manera. Como hacemos típicamente cuando nos fuerzan a una batalla militar, debemos movilizar una inmensa aplicación de recursos contra el calentamiento global –dinero, tecnología y energía humana—y desplegarlos estratégicamente para obtener el máximo efecto. Sólo a través de una transición rápida de los combustibles fósiles a fuentes de energía limpia, y de la preservación y restauración de los bosques del globo, podemos detener la acumulación de gases invernadero que nos pone a todos en peligro.

Unknown dijo...

Muy buena contribución, pero no toca el tema sobre 'evidencias del calentamiento global'.